3.- La historia de Arturo


"El número que marcó no se encuentra disponible o está fuera del área de servicio"... nuevamente el mensaje de la contestadora, era la séptima vez que intentaba comunicarme con José María sin tener resultado... ¿por qué no me contestaba el celular? ¿le habría pasado algo?...
Me llamo Arturo Xicoténcatl, nací en un pueblo donde mi padre Eusebio es el dueño del rancho ganadero más importante de la región

Me llamo Arturo Xicoténcatl, nací en un pueblo donde mi padre Eusebio es el dueño del rancho ganadero más importante de la región... por mi buena condición económica nunca me faltó nada, era un niño feliz, pero había algo que ensombrecía mi dicha... desde que tengo memoria veía a mis padres discutir...
Mi madre Carlota le reclamaba a mi padre por sus constantes aventuras con distintas mujeres... al ser rico y poderoso, mi papá siempre estaba rodeado de mujeres y eso era algo que mi mamá no podía soportar...
Un día cuando yo tenía seis años de edad, mi madre decidió mandarme a estudiar a la capital del país para alejarme del ambiente tóxico que se vivía en el rancho... obviamente, yo no quería separarme de mis padres, pero así fue... llegué a la capital donde fui a vivir con el tío Lorenzo, él era un primo lejano de mi mamá... era viudo y además tenía una hija de mi edad, Fabiola...
Nunca pude llevarme bien con mi prima, era demasiado llorona y molestosa, la típica niña mimada...
Con pocos años empecé a desarrollar una actitud reservada, era buen estudiante y además me gustaba mucho el deporte... los años siguieron pasando y un día recibí la inesperada visita de mi madre en la capital...
Carlota: hijo, tu padre está enfermo y quiere que regreses a vivir al rancho...
Arturo: ¿enfermo? ¿de qué?
Carlota: del corazón...
Arturo: ¿se va a morir?
Carlota: sólo Dios puede saberlo, pero ahora será mejor que regreses al rancho...
Con 12 años cumplidos, regresé a mi pueblo natal para continuar mis estudios, ya cursaba el sexto grado de primaria
Con 12 años cumplidos, regresé a mi pueblo natal para continuar mis estudios, ya cursaba el sexto grado de primaria... no sé si fue por el tiempo que viví fuera, pero me sentía un extraño en mi propio pueblo... mi carácter reservado se agudizó más y casi no hablaba con ningún compañero de clases... recuerdo que mi primer y único amigo lo hice luego de defenderlo en la escuela...
Nunca me ha gustado que los fuertes abusen de los débiles y mientras estaba sentado en una banca de la escuela vi cómo un niño de quinto grado molestaba a uno más pequeño... sin pensar en las consecuencias empujé al abusivo...
Arturo: suéltalo... eres un abusivo... él es menor que tú...
Estuvimos a punto de irnos a los golpes, pero el resto de sus amigos lo detuvieron... le dijeron algo y se fue sin decir más...
El niño al que defendí se acercó y me dijo: gracias... yo...
Arturo: no tienes nada qué agradecerme... ese tipo es un abusivo... hola, yo me llamo Arturo ¿y tú?...
Él me contestó: José María...
Hasta ese momento reparé en la apariencia de ese chiquillo, era delgado de cabello castaño rojizo, de facciones muy finas... después me enteré que todos le decían "José Mujer" y es que se comportaba como una niña... nada de eso me importó, había algo en él que llamaba mi atención y me generaba confianza, por lo que me hice su amigo...
Desde ese día, constantemente íbamos al río o él visitaba mi casa donde jugábamos con los caballos, aunque a él le daba miedo montar... yo lo trataba con delicadeza como si en verdad fuera una niña, algo que a él le agradaba y me lo demostraba con sonrojos y sonrisas nerviosas... era una extraña amistad...
Cuando tenía 15 años, mis hormonas estaban en plena ebullición y mi cuerpo se había desarrollado
Cuando tenía 15 años, mis hormonas estaban en plena ebullición y mi cuerpo se había desarrollado... los deportes habían surtido efecto y era un adolescente musculoso mientras que José María, tres años menor que yo, comenzaba a presentar cambios en su anatomía, pero sucedía algo raro, su cuerpo se volvía más curveado, sus piernas más torneadas, su cintura más angosta y sus nalgas crecían más...
Los muchachos del pueblo se burlaban aún más de él, por lo que en más de una ocasión me peleé con varios... aunque en mi interior también me extrañaba lo que pasaba con José María y al observarlo detenidamente algo ocurría en mi interior... algo que me asustaba...
Un día fuimos a acampar y en la noche dentro de la casa de campaña vi cómo José María dormía plácidamente... pero yo no podía hacerlo, me sentía nervioso al estar a su lado... ¿qué me pasaba?, me preguntaba en silencio...
Con la tenue luz de la noche, quité la sábana que cubría el cuerpo de José María y lo vi solo con una playera interior y unos diminutos shorts... guiado por las hormonas, rocé con mis manos las torneadas y blancas piernas de mi amigo... cuidando que no se despertara, alcé su playera y metí mi mano derecha hasta tocar uno de esos suaves botones rosados en su pecho... mi entrepierna comenzó a doler y es que la erección de mi miembro ya era evidente...
Con mucho cuidado, me coloqué lo más cerca del cuerpo de José María y con mi erección comencé a rozar sus caderas... estaba muy caliente y si la razón me hubiera faltado creo que hubiera tomado salvajemente la inocencia de mi amigo... este se movió de pronto y yo asustado me levanté y me salí de la casa de campaña...
Solo y con la luna de testigo me masturbé para bajarme la calentura...
mientras agitaba mi miembro pensaba en José María, en su cuerpo
...mientras agitaba mi miembro pensaba en José María, en su cuerpo... me imaginaba si así estaba con 12 años sin duda sería aún más bello cuando se desarrollara más... luego de eyacular y limpiarme regresé a acostarme al lado de mi amigo...
José María se había despertado y preguntó ¿dónde fuiste?
A: escuché un ruido y salí a investigar, pero no te preocupes, duerme tranquilo...
José María no dijo más y se dio la vuelta dándome la espalda y dejándome a la vista su abultado trasero... demonios, parece que el Diablo quería tentarme esa noche...
El fin de semana siguiente, mi padre, que estaba un poco mejor de salud, me llevó al cabaret del pueblo para iniciarme... según él ya tenía la edad para conocer mujeres y me pagó una prostituta joven para que perdiera mi virginidad...
Cuando estuve en ese cuarto a solas con la mujer, vi cómo ella se desnudaba, no puedo negar que era un bello ejemplar femenino, pero no sentía hervir mis venas... recordaba la excitación que sentí la noche en la casa de campaña y no sentía lo mismo...
Mujer: te ves nervioso... es normal, es tu primera vez, sólo déjate llevar...
La prostituta me desnudó y me hizo sexo oral...
era un adolescente con las hormonas a flor de piel, así que mis instintos masculinos despertaron y terminé follando a la mujer, quien gemía fuertemente
era un adolescente con las hormonas a flor de piel, así que mis instintos masculinos despertaron y terminé follando a la mujer, quien gemía fuertemente...
era un adolescente con las hormonas a flor de piel, así que mis instintos masculinos despertaron y terminé follando a la mujer, quien gemía fuertemente
Yo sólo cerré los ojos y mientras enterraba mi verga en la prostituta a mi mente llegaba la imagen de otro cuerpo, la imagen de mi amigo...
Al regresar a mi casa, me bañé y nuevamente me masturbé pensando en José María... fue en ese momento que comprendí lo que sentía por él... algo que iba más allá de una amistad... sin embargo decidí esperar, él aún era un niño, debía esperar a que su cuerpo madurara y a que yo fuera un verdadero hombre para hacerlo mío...
Al año siguiente, mi padre recayó de su enfermedad y esta vez no logró salir adelante... en su lecho de muerte me dijo...
Padre: hijo, dejo todo lo que tengo en tus manos... eres mi heredero y el rancho es ahora tu responsabilidad, cuida de él y de todo lo que hay...
Arturo: no te preocupes papá... yo me haré cargo...
Padre: algo más... quiero que cumplas un deseo, es algo que me pesa en la conciencia y quiero que tú lo hagas...
Arturo: ¿qué cosa?
Padre: no tengo tiempo para decírtelo... en la caja fuerte del despacho dejé una carta, léela y lo sabrás, cof cof...
Mi padre se puso más grave y horas después falleció... al día siguiente lo enterramos... muchas personas llegaron a los funerales para darnos el pésame... José María estuvo conmigo aunque siempre guardando su distancia, sin embargo para mí, él sólo verlo y saber que me apoyaba me ayudaba a soportar la pena que me embargaba...
Unos días después recordé las últimas palabras de mi padre y me dirigí al despacho, pero me encontré con la caja fuerte vacía... una sirvienta me dijo que mi madre la había vaciado... fui a hablar con ella...
Arturo: mamá, quiero que me des la carta que estaba en la caja fuerte del despacho...
Carlota: ¿qué carta?
Arturo: la carta que me dejó mi padre...
Carlota: ah, la rompí... no decía nada importante... sólo te pedía que te hicieras cargo del rancho y nada más...
Muy molesto, grité: ¿por qué hiciste eso? no tenías derecho...
Carlota: por favor Arturo, estoy pasando un momento muy difícil, no me vengas con tonterías...
No quise seguir discutiendo, pues entendía el dolor de mi madre, pero se me hacía muy sospechoso el asunto de la carta... de cualquier forma ya no podía hacer nada si ella la había destruido...
Continué con mis estudios y cuando estaba por terminar la preparatoria, mi madre me pidió que me fuera a la capital para estudiar una carrera y después regresar a hacerme cargo del rancho... entre tanto ella se encargaría de los negocios... al principio me negué, pero comprendí que era lo mejor... lo único que me entristecía es que durante cinco años no vería a José María...
El día que le dije a mi amigo que tenía que irme a la capital, vi como sus ojos se llenaron de lágrimas y me preguntó...
JM: ¿ya no vas a regresar?
A: sí, volveré cuando termine la carrera... tengo que hacerme cargo del rancho...
JM: ¿cuándo será eso?
A: en cinco años estaré de vuelta...
Las lágrimas rodaron por su mejilla y yo sólo le di un fuerte abrazo mientras le hice una promesa: te prometo que volveré...
Un día antes de irme del pueblo pasé toda la tarde con José María, a pesar de que éramos amigos y nos conocíamos muy bien yo estaba muy nervioso... no dejaba de verlo y realmente se había convertido en un chico muy lindo... con 15 años parecía una señorita, me encantaba y en algún momento tuve la intención de decirle lo que sentía, pero decidí no hacerlo... prefería regresar convertido en un hombre profesionista y confesarle mis sentimientos... qué caso tenía hacerlo e irme al día siguiente, pensé...
Llegó el momento de la partida, faltaba poco para salir del rancho rumbo al aeropuerto cuando José María me sorprendió con su visita...
A: pensé que ya no te vería, ayer nos despedimos...
JM: es que no quiero que te vayas...
A: por favor José María, no me voy para siempre... ya te dije que volveré...
JM: perdóname soy un tonto... sólo estoy haciendo el ridículo... mejor me voy...
Cuando José María se iba, lo sujeté del brazo y mirándolo a los ojos le dije: en verdad voy a volver...
En ese momento no pude contener más mis sentimientos y al tener el cuerpo de José María tan cerca de mí, decidí tomarlo por la cintura y olvidándome de todo lo besé en los labios...
En ese momento no pude contener más mis sentimientos y al tener el cuerpo de José María tan cerca de mí, decidí tomarlo por la cintura y olvidándome de todo lo besé en los labios
Mientras uníamos nuestros alientos, sentí cómo José María correspondía torpemente a mi caricia...
Ante la falta de aire, me separé de él y vi su rostro enrojecido por el rubor, yo sonreí satisfecho al notar lo que le provoqué y le dije: para que me recuerdes en lo que regreso
Ante la falta de aire, me separé de él y vi su rostro enrojecido por el rubor, yo sonreí satisfecho al notar lo que le provoqué y le dije: para que me recuerdes en lo que regreso... espérame por favor...
José María no dijo más y salió corriendo del rancho... no eran necesarias las palabras, yo estaba seguro que él sentía por mí algo más que una amistad... pensé que cuando regresara me encontraría con un José María de 20 años, un joven hermoso al que yo haría mío... estaba seguro de eso aunque los planes del destino fueran otros...
En la ciudad regresé a la casa de mi tío Lorenzo y grande fue mi sorpresa al encontrarme con Fabiola convertida en toda una mujer, tenía mi edad, pero por su forma de vestir y maquillarse podría hasta lucir mayor...
En la ciudad regresé a la casa de mi tío Lorenzo y grande fue mi sorpresa al encontrarme con Fabiola convertida en toda una mujer, tenía mi edad, pero por su forma de vestir y maquillarse podría hasta lucir mayor
Era una chica delgada y exuberante con ojos felinos y de cabello negro... ella también se sorprendió al verme y no tuvo recato en decirme que me había convertido en un hombre que cualquier mujer desearía, ella incluida...
Y así fue, Fabiola comenzó a seguirme a todas partes, a invitarme a salir, a presentarme con sus amigos, en fin... yo obviamente no estaba interesado, pero como caballero tampoco podía despreciarla... un día al regresar de una fiesta, ella me besó en los labios y yo tuve que rechazarla sutilmente...
Pese a ello, Fabiola me lo dijo, estaba dispuesta a conquistarme y no descansaría hasta lograrlo...
A mí me daba igual, aunque había algo que me preocupaba... llevaba tres meses en la capital y no había logrado comunicarme con José María... le llamaba casi todos los días a su celular y no me respondía...
Después de más de 10 intentos consecutivos, por fin respondió...
A: José María, ¿qué pasa? ¿por qué no me respondes?... he intentado comunicarme contigo y tú...
JM: lo siento, yo no he podido responder
JM: lo siento, yo no he podido responder...
A: ¿qué sucede? ¿te pasa algo?
JM: no me pasa nada...
La voz de José María era distinta... me daba la impresión de que había llorado...
A: dime la verdad... ¿qué pasa? cuéntame...
JM: ya te dije que nada y será mejor que dejes de llamarme... tú sigue estudiando y conviértete en un gran profesional... por favor no vuelvas a llamarme...
A: ¿por qué no?
JM: porque no y punto... adiós...
José María me colgó el celular y cuando intenté llamar estaba apagado... qué había pasado, mi corazón sentía un fuerte dolor, ¿era un mal presentimiento? ¿qué debía de hacer?
qué había pasado, mi corazón sentía un fuerte dolor, ¿era un mal presentimiento? ¿qué debía de hacer?

Narra José María
Colgué el celular y lo arrojé al suelo... estaba muy mal, no quería seguir hablando con Arturo... cómo podría decirle lo que realmente me pasaba... cómo podía decirle que le fallé y no pude esperarlo como me lo pidió... cómo podía decirle que en esos momentos llevaba en mi interior el hijo de otro hombre...
cómo podía decirle que en esos momentos llevaba en mi interior el hijo de otro hombre
Continuará...

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